Para disfrutar de todos los matices del sake, es necesario bien elegir el recipiente. He aquí algunos consejos.
Quiénes ya han viajado a Japón, habrán asistido seguramente en alguna ocasión a una escena típica de los restaurantes de estilo izakaya en la que el cliente elige la taza de sake entre las tazas y vasos de diferentes formas, tamaños y materiales. Esta divertida opción puede modificar el sabor de su sake. Es una de las características de esta bebida: cambia de sabor según el tipo de continente que se utilice. Tradicionalmente, las formas y materiales de las tazas de sake varían: cerámica, porcelana, laca, madera, bambú, vidrio, estaño… Si tomamos como ejemplo la cerámica, el sake puede tener un sabor diferente dependiendo de su forma, su talla o su grosor. Miyashita Yûsuke, a la cabeza del restaurante Fushikino en el barrio de Kagurazaka, en Tokio, propone un equilibrio no solo entre los alimentos y los sakes, sino también en lo relativo a las tazas de sake. Cada plato llega acompañado de un sake, servido a adecuada temperatura, en ocasiones con un poco de agua para modificar la textura y propuesto en un continente que realza los elementos gustativos y olfativos que deseamos destacar; múltiples factores a tener en cuenta. ¿No es demasiado complicado? “Complejo, sí, y por ello apasionante”, responde.
“Lo que resulta interesante es que una botella puede tener varias facetas. Es nuestro deber potenciar las diferentes particularidades contenidas en un solo sake”, asegura. Explica, además, que así como existe una forma específica de copa para cada tipo de vino, no es por usual, sin embargo, utilizar varias cuando lo degustamos, a menos que seamos un profesional. Solemos pensar que cada vino corresponde a un tipo de copa. El sake, acepta varias propuestas.
A su vez, el Sr. Miyashita propone degustar la misma variedad en diferentes tazas, para sentir realmente las diferencias.
Esto no quiere decir que haya que ser un experto para poder apreciar los diferentes gustos. Podéis probar con la botella de sake que tengáis en casa utilizando los diferentes vasos de los que dispongáis. Según él, sería interesante saber que:
– los vinos contienen de cuatro a cinco veces más acidez que el sake, por lo que las copas de vino pueden atenuar la acidez logrando destacar más la redondez. Si bebemos sake en una copa de vino, ésta le quitará su acidez y hará que el sake se vuelva azucarado.
– Si la taza es abierta, la acidez será más marcada, y si tiene forma de pera será el dulzor lo que se pondrá de relieve. Podemos degustar el sake en un vaso de tipo Martini.
– Los namasake siempre están de moda.
– Podemos acompañar platos de vino y sake, con las copas de vino. En ese caso, la falta de acidez del sake puede resultar útil para reposar la lengua, cansada por la acidez del vino. Es posible servir, por ejemplo, un sake después de un blanco antes de pasar al tinto.
– Para los vinos, el olfato es lo más importante, mientras que para el sake es el fukumika (“perfume encerrado en el paladar”), cuando el líquido ha tocado el paladar o Kaerika (“perfume de vuelta”), las caudalies, lo que regresa en retro-olfacción en la nariz y la boca una vez ingerido, a tenerlo también en cuenta.