Entre sus numerosas actividades, Kanki Kanako tiene como misión definir mejor el mundo gustativo del nihonshu.
Hoy en día, nos enorgullece la gran cantidad de sakes, o nihonshu, que la nueva generación de productores nos propone. A pesar de la disminución del número de productores y del estancamiento de las ventas, da la impresión de que nunca se han conocido tantos métodos y sabores distintos, sin mencionar las variedades de arroz utilizadas y los tipos de etiquetas. Para distinguir todos esos matices y diferenciar un sake de otro, está la labor de esas personas que traducen los gustos en palabras, indisociables de cara a su percepción.
Kanki Kanako es una editora freelance que se ha ocupado durante mucho tiempo de los números especiales sobre sake en Dancyu, revista especializada en cocina. Ha contribuido sumamente a ese “traslado a palabras” del gusto de los sakes, porque necesitamos palabras a la hora de explicarlo, cuando tratamos de abrirnos a otros mundos. Kanako comenzó su trabajo para que el universo del nihonshu fuese entendido por las mujeres, publicando el libro O-sake no jikan [El momento del sake], hace un par de décadas.
“Crecí en una época en la que la gente bebía siempre el mismo sake, a menudo el de la región en la que residían. Cuando no se tiene necesidad de comparar, no se siente la obligación de explicar el gusto. Fue cuando me trasladé a Tokio para trabajar en el mundo editorial, cuando descubrí los sakes del resto de regiones. Propuse la redacción del libro O-sake no jikan para que las mujeres pudiesen apreciar el sake por sí mismas. Durante la reunión de redacción, los redactores decanos me dijeron literalmente: ‘¿Qué van a hacer las mujeres bebiendo sake? No entendemos la razón por la que ellas deberían beberlo’”, rememora.
En aquella época, beber era sinónimo de liberarse del estrés del trabajo, una actividad necesariamente masculina. Beber nihonshu no tenía nada que ver con la idea de “degustarlo”. Se decía también que los auténticos amantes del sake lo acompañaban de sal a la hora de beberlo. En O-sake no jikan, Kanki Kanako propone diferentes asociaciones entre alimentos y sakes, para que las mujeres puedan encontrar los nihonshu que les seduzcan, y que sean “degustados” como una manifestación del gusto.