Muy involucrado en la producción quesera, Yoshida Zensaku promueve sus conocimientos en Nepal y Bután.
Un granjero japonés que ha viajado a Nepal y Bután para enseñar las técnicas de fabricación de queso italiano a los granjeros. Es un buen tema de artículo aunque no se trata de un simple episodio humanitario. Porque Yoshida Zensaku, a la cabeza de la granja Yoshida con su familia, es un hombre que adora “el intercambio”, hasta cuando se encuentra en su país, Japón, en las montañas de Okayama.
Es también precursor en materia de producción del caciocavallo, queso italiano, y también uno de los pocos en ser un “auténtico granjero”, en el sentido de que cría sus vacas de raza Brown Swiss, y de la manera más natural posible. Es un hombre de “trabajo manual”, que ha levantado con sus propias manos su casa, su horno de pan y hasta la bodega de quesos, mientras que su mujer Chifumi se ocupaba del huerto y su hijo Genya hacía lo propio con la producción de quesos franceses. Los chefs de los restaurantes de todos lados no paran de visitarlo con el fin de hacerse con los productos lácteos que utiliza en sus creaciones.
También estamos ante un hombre con una visión antropológica, que recorre el mundo en busca de los sistemas de cultura ganadera y de productos lácteos. Por ello es de lo más natural que ese intercambio con los granjeros de diferentes lugares le condujera a Nepal. La primera vez en 1998, a enseñar el método de fabricación del caciocavallo en el pueblo de Lantan; luego en 2015, tras el terremoto y la avalancha que desencadenó la desaparición de este pueblo. Les propondría entonces poner en pie un sindicato, para hacer frente juntos al peligro que acecha al oficio de granjero, producir queso y venderlo a los alpinistas, con el fin de lograr perdurar la cultura de producción.