“Estas carreras atraen bastante público”, confirma Tokuda Naoko, responsable de comunicación del estadio. “En 2016, recibimos 267 957 visitantes y facturamos 16 miles de millones de yenes en apuestas contra los 14,5 miles de millones del año anterior”, añade. “Ya no es necesario desplazarse para apostar y ello ha supuesto una ligero descenso de la asistencia”, explica la joven. “Para realizar las apuestas muchos jugadores lo hacen a través de plataformas en línea como Rakuten o Softbank. Hay incluso aficionados extranjeros, sobre todo, asiáticos”. Antes de realizar apuestas, conviene conocer algunas reglas básicas. Las carreras se realizan sobre la misma distancia y con los dos mismos obstáculos. La diferencia está en el peso que los caballos deben cargar. Estos últimos se reparten en varias categorías en función de su edad, número de veces que han participado en carreras y el dinero que hayan ganado hasta ese momento. Los gruposC1 y los C2 reagrupan a los que tienen 3 años de edad mientras que los B1, B2, B3, B4, A1 y A2 se reservan a los que tienen más edad, algunos de ellos tienen más de 10 años. Durante la temporada tienen así mismo lugar las carreras BG donde se retan los mejores. Se trata de aquellos que reciben el mayor numero de apuestas. “El 75% de las apuestas son trasferidas a los jugadores y el 25 % va a parar a los propietarios para que puedan continuar su actividad”, explica Tokuda Naoko.
Las condiciones climáticas tienen su influencia como en cualquier carrera de caballos. La lluvia complica el trabajo de los caballos, pero el frio, que a veces llega a ser extremo en invierno, puede realmente cambiar la situación. Aunque la pista se calienta, las carreras tienen lugar incluso cuando nieva, con temperaturas que pueden descender hasta los -20°C. Esto da lugar a confrontaciones épicas. El tiempo de recorrido de los 200 metros puede variar de dos minutos y medio a cerca de seis minutos, dependiendo de la naturaleza del terreno y la meteorología en el momento de la carrera. Algunos van al hipódromo de Obihiro con la esperanza de enriquecerse, pero la mayor parte de los visitantes- a menudo familias-viene para contemplar los magníficos caballos que compiten cada semana. Son numerosos los niños que se congregan en el paddock para observar a estos gigantes montados por su jockey desfilando con orgullo antes de situarse en la línea de salida, donde los trineos y sus cargas les esperan para un increíble desafío.
Gabriel Bernard