Amina du Jean
Supongo que “du Jean” no es tu nombre verdadero, ¿no?
Amina du Jean: No (risas). ¡Soy una francesa de mentira!
¿Cómo llegaste a Japón?
A. du J.: Tenía 17 años y vivía en Michigan cuando conseguí un contrato con una agencia para trabajar en Japón como ídolo. Me descubrieron en «Niconico» (antiguamente «Nico Nico Dôga»), una página web similar a YouTube donde había publicado vídeos de canciones y bailes. En esa época no me interesaba para nada la cultura pop japonesa pero sí que me atraía Japón e incluso había comenzado un curso de japonés a los once años. Siempre quise viajar al extranjero y estudiar en una universidad extranjera. Cuando mi contrato terminó, obtuve una beca para estudiar en Japón.
¿Qué pensó tu familia de que te marcharas ?
A. du J.: Al principio mi madre se preocupaba cuando me veía hacer programas en directo en internet pero pronto se dio cuenta de que era lo que yo realmente quería hacer. La mayor parte de los americanos no viajan, sobre todo al extranjero. Supongo que hay cierto miedo a lo desconocido. Por eso mi familia ponía en duda mi determinación de ir a Japón, un país del que no sabía nada. Finalmente, entendieron que era algo serio y me apoyaron. Mi madre incluso vino conmigo a Japón para ayudarme con la mudanza.
¿Qué tal fue cuando llegaste a Japón?
A. du J.: La agencia que me había reclutado era, de hecho, un editor de revistas especializadas en el visual-kei (movimiento musical en el que los artistas se caracterizan por su elaborada vestimenta y maquillaje) que buscaba nuevos talentos. No tenía mucha experiencia en este campo y yo, de cierta forma, fui su conejillo de indias. Al principio no fue fácil. En Detroit vivía con mi familia y vivir sola en el extranjero puede matarte de soledad. Mi japonés estaba lejos de ser perfecto y no tenía ninguna formación de canto o baile y además tuve algunos problemas con mi agente. Empecé a tener ofertas de empleo que no podía aceptar a causa de la agencia, así que finalmente la abandoné. También participé en un concurso llamado Miss ID. No lo gané pero conseguí una especie de premio especial que me abrió muchas puertas. Participé en un libro de fotos y en un videoclip y trabajé mucho como modelo. Después conocí al grupo de ídolos “Chick Girls” y firmé con su agencia.
No debe ser nada fácil ser joven y extranjera en este ambiente.
A. du J.: En efecto, está el problema de la barrera lingüística y una diferencia importante de valores culturales y costumbres sociales.
¿Qué haces ahora? ¿Continuas con las “Chick Girls”?
A. du J.: No, hice una pausa en diciembre pasado. Todo iba bien pero tenía que faltar a menudo a clase debido a nuestros espectáculos y apariciones televisivas. También trabajaba a tiempo parcial en otras actividades y mis notas empezaron a empeorar. Volví entonces a mi casa, hablé con mis padres y decidí dejar el grupo en febrero. Fue la decisión correcta porque otros miembros lo dejaron después de mí y el grupo terminó por separarse. Es triste, pero ocurre mucho; sobre todo con los nuevos grupos. Ahora, entre semana, me concentro sobre todo en mis estudios porque quiero terminar el curso de psicología. Estudio también periodismo y me gustaría hacer documentales en el futuro. Me gustaría, por supuesto, hacer también un poco de música.
¿Continúas con la agencia?
A. du J. : No, quería ser totalmente libre. Cuando haga música de nuevo quiero poder controlar mi imagen y la forma de hacer las cosas. Actualmente trabajo en un proyecto de música independiente con un autor que escribe la letra en japonés para mis canciones. Mi primera canción «Cotton Candy Magical First Day» estaba originalmente en inglés pero la rehíce en japonés. Trabajo también con diferentes DJ.
¿Significa eso que estás intentando alejarte de tu antigua imagen de ídolo?
A. du J.: No necesariamente. Incluso en Japón hay artistas como Ômori Seiko a las que les gusta jugar con su imagen de ídolos al mismo tiempo que exploran temas más serios en sus canciones. Existen cada vez más colaboraciones entre los DJ de las discotecas y los artistas de anison (música que se utiliza en el anime). De hecho, mi primera actuación en Japón, en enero de 2015, fue en un evento de este género, “AniCrush!!! in Akihabara”. En cierto modo vuelvo a mis raíces.
Producías en Sixteen, en Akihabara. Ahora está cerrado.
A. du J. : Sí, no era un lugar muy famoso, tan solo un pequeño trampolín para ídolos en fabricación justo enfrente del teatro de AKB48. Me presentaron al propietario, Ronri Fukusuke, que me propuso participar en un evento mensual donde podía cantar y bailar.
¿Tienes algún consejo para las chicas que desean seguir tu ejemplo?
A. du J.: En primer lugar, aprended japonés. Si no, no iréis a ningún lado. Entrar en un grupo de ídolos no es especialmente difícil, creo que hay más de 1.000 en Japón y no soy la única extranjera que lo ha hecho. Pero hay que ser serias y estar dispuestas a trabajar duro. El inconveniente es que la mayor parte de los ídolos no ganan mucho dinero.
Normalmente, después de un espectáculo los fans pagan por hacerse fotos contigo o comprar tus productos. Tu obtienes un 50% de los ingresos, pero si no eres famosa ganarás lo mismo que si trabajas en McDonald’s.
Palabras recogidas por J. D.