Exportación : Frédéric, campeón de Europa

Tengo curiosidad por saber qué es lo que les gusta a los lectores japoneses de los cómics europeos.
F. T.: Creo que lo que principalmente les atrae es el aspecto visual: el estilo y el uso del color. Otro elemento interesante es la ausencia de reglas. El manga se rige por reglas de producción muy precisas que hay que seguir en función del género, la edad, el sexo de los lectores, etc. Es, después de todo, una industria con un mercado enorme. Los cómics europeos dependen más de la creatividad, hay mayor libertad artística. Un editor francés nunca le diría a un autor que sus obras deben dirigirse a niñas de 14 a 16 años. Supongo que a los japoneses que leen nuestros títulos les gusta esa imprevisibilidad.
En Le Bibendum céleste (“El Bibendum celeste”, inédito en español) de Nicolas de Crecy, por ejemplo, casi cada una de las páginas parece estar dibujada en un estilo diferente. Es una historia muy poética, una de las más aplaudidas de mi revista.
Al mismo tiempo, hace dos años comencé a publicar manga francés, es decir, cómic francés dibujado al estilo manga, como Radiant [Ed. Yalunta] de Tony Valente. Él ha entendido muy bien el manga. Una evolución reciente y muy interesante en el cómic europeo es la aparición de una nueva generación de autores que dibujan naturalmente al estilo manga. No lo copian ya que ellos mismos han crecido leyendo mangas y viendo anime, la cultura japonesa es parte de su identidad. Espero poder introducir más trabajos de estos autores en Japón en un futuro próximo.

Radiant, de Tony Valente. El manga “made in France”. / Jérémie Souteyrat para Zoom Japón

Numerosos autores extranjeros de cómic están empezando a trabajar en Japón.
F. T.: Sí, conozco algunos. Entre ellos hay una sueca, Åsa Ekström, cuyo trabajo fue descubierto por la editorial Kadokawa cuando lo publicó en su blog. Pero no es siempre fácil; antes de nada hay que ser bastante bueno para conseguir destacar y hay que saber japonés. Los editores locales no traducirán nunca los trabajos que se hayan publicado con anterioridad en otro país, hay que producir historias originales en japonés. Trabajar con un traductor es posible pero es complicado y puede resultarle muy caro al editor.

Usted es el fundador y presidente del Tokyo Internacional Comic Festival. ¿Nos puede contar algo acerca de esto?
F. T.: Es un evento anual de un día que lancé en 2012. Cuando comencé con Euromanga buscaba crear un evento que ayudara a promover los cómics extranjeros en Japón. Uno de mis socios había trabajado en el Festival Comitia dedicado a los dôjinshi (fanzines) y tuvimos la idea de participar. Dado que los mayores fanáticos del manga se dan cita en este evento, incluyendo gente que diseña y crea sus propios fanzines, pudimos conocer a gente muy curiosa y abierta a cosas diferentes. El año pasado recibimos 80 artistas de 19 países (de los cuales 20 eran originarios de Japón) y 25.000 visitantes. Aparte del “callejón de los artistas” donde los autores venden sus trabajos, tenemos debates con japoneses y extranjeros. Al principio quería darle un estilo más europeo con exposiciones y otros elementos paralelos. Yo mismo he intentado que las embajadas colaboraran pero no es fácil. Incluso los editores japoneses no parecen muy interesados en participar en estos eventos. ¡Ni siquiera participan en la Feria Internacional del libro de Tokio! Pero a pesar de todo estoy contento con los resultados.

Palabras recogidas por J. D.