Herido en el corazón con la brutal desaparición de más de una centena de sus colaboradores, la destrucción de sus comunicaciones y su material de impresión, el periódico podría haberse considerado definitivamente muerto, al igual que la ciudad. “Hiroshima, contaminada por la radioactividad, se convertirá en una tierra estéril sobre la cual nadie pisará durante 75 años”, se podía leer en la edición del Washington Post del 8 de agosto de 1945.
A pesar del trauma y las visiones de horror que los supervivientes tuvieron que soportar, un impresionante deseo de sobrepasar la adversidad se apoderó de ellos, en particular de los miembros de Chugoku Shimbun. Afectados por la muerte de sus amigos o sus allegados, los que consiguieron librarse de los efectos devastadores de la bomba ven en su edificio todavía en pie un mensaje, si no de esperanza, al menos sí de fuerza para reconstruir la ciudad. A partir de esa fecha el periódico tiene como misión acompañar la reconstrucción de la ciudad portuaria y convertirse en portavoz de la lucha contra los armamentos nucleares en el mundo. Fue necesario una valentía extraordinaria para conseguirlo. No es por casualidad que la nueva sede del periódico fuera inaugurada en 1969 enfrente del Parque del Memorial de la Paz, como una manera de manifestar su voluntad de proteger y contribuir a mantener la memoria asociada a este trágico día del 6 de agosto de 1945. Además, los periodistas que sobrevivieron se pusieron a trabajar desde el 7 de agosto, y el 9, tres días después de haberlo perdido casi todo, el Chugoku Shimbun reaparece gracias a la ayuda de compañeros de Kyushu y Osaka. En ellos encontraron la fuerza moral los empleados de Ishinomaki Hibi Shimbun que, en circunstancias diferentes pero igual de trágicas, decidieron no bajar los brazos y seguir informando con los medios que disponían -una cartulina y rotuladores- costara lo que costara. Cerca de 78 años después del bombardeo atómico, el ejemplo de estos hombres y mujeres es todavía la piedra angular del compromiso del periódico en la vida de la región.
Egusa Noritaka, el actual redactor en jefe del Chugoku Shimbun, es el ejemplo perfecto. Como los otros empleados del periódico, comprende perfectamente la responsabilidad que le atañe. “Una de las cosas más importantes que el diario ha hecho después de lo ocurrido el 6 de agosto es la de haber informado a la gente sobre los sucesos de la vida cotidiana”, nos cuenta, lo que les permitió recuperar progresivamente una existencia casi normal. Aquí reside uno de los elementos fundamentales en la cobertura de la actualidad que desarrollan los periodistas. Es, sin ninguna duda, lo que le ha permitido conseguir, pese a la situación de los medios actual, una difusión diaria de unos 613 000 ejemplares. Una cifra que haría palidecer a muchos propietarios de periódicos en Europa, donde incluso los grandes diarios consiguen a duras penas la mitad de esta tirada. “Somos un pequeño diario de provincias”, nos confía Egusa Noritaka con seriedad. Sin embargo, éste hombre está a la cabeza de una redacción de 200 personas. Aunque el Chugoku Shimbun no tiene los recursos necesarios para tener corresponsales en el extranjero, envía regularmente a sus periodistas para cubrir ciertas conferencias importantes sobre temas nucleares -uno de sus temas principales- o seguir las actividades de empresas locales implantadas en otro país, como en el caso de Mazda, presente en México. “Prevemos la creación de un puesto de corresponsal itinerante en Asia”, explica el redactor jefe. “Numerosas PYMES locales están interesadas en el mercado asiático y manifiestan su deseo de estar mejor informadas sobre esta parte del mundo. Nosotros deseamos responder a esta demanda, ya que la actualidad asiática tiene una gran influencia en nuestra economía”, continúa.
El periódico recluta cada año nuevos periodistas -en 2016, diez periodistas se unieron al proyecto. Aquí, cualquiera puede convertirse en reportero. “A diferencia de los grandes periódicos nacionales que pueden reclutar especialistas, nosotros intentamos identificar una determinada personalidad en los candidatos para encontrar aquellos que serán susceptibles de trabajar con los valores que defendemos”, afirma Egusa Noritaka. No es fácil, ya que el número de candidatos está en caída libre desde hace ya varios años y existe una competencia feroz con los otros periódicos para conseguir contratar a los mejores. “La carrera en el periódico dependerá a la vez de la personalidad y la adaptabilidad del candidato. Alentamos a los periodistas a que tengan experiencias diferentes. Empiezan, por ejemplo, por los sucesos destacados con la policía para pasar después a los asuntos generales o a la rúbrica económica. Es su capacidad de adaptarse a situaciones diferentes lo que les permitirá progresar en la jerarquía. Así, durante la entrevista de trabajo, pedimos a los candidatos que nos digan qué temáticas les gustaría cubrir. Muy a menudo nos dicen que querrían seguir al equipo de béisbol, pero no accedemos a su deseo, porque concedérselo sería demasiado fácil. Nosotros ponemos el acento en el esfuerzo para que el candidato se emplee a fondo y consiga su objetivo”, cuenta el redactor jefe. Ésta es otra manera de forjar el “coraje” entre el personal.