Hokkaidô es una región relativamente joven desde el punto de vista de la historia de Japón, pero también aquella que tiene la población más envejecida. ¿Cómo explica el hecho de que la región sea incapaz de retener a los más jóvenes?
I. N. : He aquí un problema de fondo que afecta a todo Japón y no solamente a Hokkaidô.
JR Hokkaidô multiplica los cierres de líneas de tren, ¿qué piensa acerca de esto?
I. N. : La sociedad JR Hokkaidô afronta un fuerte déficit. La isla es muy extensa y con mucha menos gente que en otras regiones de Japón, eso hace que su empresa sea difícilmente rentable. En 1987, cuando se desmembró y privatizó la sociedad nacional de vías férreas JNR (Japan National Railways), el Estado transfirió una dotación a cada sociedad regional cuyos dividendos deberían utilizarse para gestionar la nueva empresa, pero la política de bajada de los tipos de interés bancarios que siguió a continuación hizo imposible obtener beneficios con estas inversiones. JR Hokkaidô se encontró entonces con una falta de fondos que derivó, entre otras cosas, en un descenso de la calidad de mantenimiento de los trenes. En estos últimos años los accidentes se han multiplicado y en la actualidad no se habla de otra cosa que no sea la clausura de líneas. ¿No es acaso un derecho humano fundamental en la sociedad contemporánea actual la libre circulación? La gente que se muda aquí piensa que dispondrá de estaciones y trenes que circulan. ¿Asegurar a la población los medios para llegar a su lugar de trabajo, al colegio o al hospital no es un deber del Estado con respecto a la ciudadanía? El artículo 25 de la Constitución habla de “el derecho a tener una vida con buena salud y rica culturalmente”. Aunque desde el punto de vista del poder central, Hokkaidô es una tierra lejana, para aquellos que viven aquí este es el centro de su universo.
Hokkaidô parece ser un escenario de rodaje que los cineastas adoran. Yamada Yôji, por ejemplo, ha rodado numerosas películas (kazoku, otoko wa tsurai yo, harukanaru yama no yobigoe, etc.).
I. N. : Pienso que es porque la isla ofrece paisajes variados y diferentes de las demás islas de Japón. Además, debe ser más fácil obtener las autorizaciones para los rodajes que en otros sitios del país. Pero aprovecho que haya abordado este tema para señalar que en Japón el apoyo al cine, como en general a la producción cultural, es desgraciadamente uno de los más bajos de los países desarrollados. Recientemente, realicé localizaciones en Hokkaidô con un joven director de cine con gran talento, Damien Odoul, que preparó un film inspirado en una de mis novelas, El hombre que vuelve (Kaettekita otoko). Estaba encantado porque había encontrado varios lugares de rodaje y estaba muy satisfecho con la hospitalidad de las personas que había conocido, pero finalmente tuvo que renunciar a filmar ciertos paisajes de su película por falta de apoyo financiero japonés…sin embargo, parece haber conseguido un acuerdo muy ventajoso para rodarlos en China…
Entrevista por Corinne Quentin