Entrevista : Apuesta por la felicidad

/ Odaira Namihei para Zoom Japón

Alcalde de Yûbari desde 2011, Suzuki Naomichi no deja de perseverar para que su ciudad luzca sus mejores colores.

Usted se ha convertido, debido al cargo que ostenta, en el símbolo de un Japón y de una ciudad que se niegan a morir.
Suzuki Naomichi : En 2020 tendrán lugar los juegos olímpicos de Tokio, y cinco años más tarde la población de la capital comenzará a decrecer. Somos un país desarrollado donde la población disminuye y la proporción de personas de edad aumenta. El dinero escasea y nuestra deuda es abismal. A Yûbari le afecta especialmente esta situación. Es la ciudad que ha sufrido la mayor despoblación del país. En cincuenta años, el número de habitantes ha pasado de unos 120 000 a unas 8 000 personas. Los jóvenes se han ido de la ciudad. La explotación minera se hizo imposible y la ciudad se encontró en una situación en la que no podía afrontar los pagos. Japón es un país desarrollado con problemas graves que aparecieron antes que en ningún otro sitio. En este sentido, Yûbari es el mejor ejemplo. La cuestión fue evocada en el Foro económico mundial de Davos de 2013. En aquella época, yo había sido nombrado Young Global Leader y pensé, sí, es verdad, Yûbari, tiene problemas, pero si consigue superarlos, podrá convertirse en un modelo no solo para Japón sino para otros países desarrollados que se enfrentarán tarde o temprano a los mismos problemas. Ese es el objetivo que me he fijado.

En vuestra tarjeta de visita figura el slogan “Restart Challenge More”. ¿Podría explicárnoslo?
S. N. : Cuando la ciudad no pudo afrontar los pagos en 2007, se constituyó una organización, única en su género, para sanear las finanzas públicas. El país cuenta con más de 1 700 comunas, y Yûbari es la única que tiene este tipo de organización. En diez años hemos hecho lo mejor que hemos podido y devuelto el dinero que debíamos. Los ingresos que el municipio puede generar se elevan a 800 millones de yenes [6 millones de euros], y nosotros tenemos que devolver 2 600 millones de yenes [19,5 millones de euros] de media cada año. Es una carga muy pesada. Un día, en una rueda de prensa en Tokio, un periodista extranjero me dijo que yo debería haberlo titulado “Misión imposible”… Sin embargo, hemos conseguido reembolsar 11 600 millones de yenes [87 millones de euros] en diez años, aplicando una política de austeridad sin precedentes. Por ejemplo, las seis escuelas primarias se han fusionado en una sola, lo mismo que los tres institutos. Los impuestos se han convertido en los más elevados del país y los salarios de los funcionarios se han reducido drásticamente. Gracias a esto, conseguimos devolver la deuda, pero fue tan duro que mucha gente decidió irse de la ciudad. En diez años, conseguimos reembolsar 11 600 millones de yenes, pero perdimos un 30% de la población. La gente que se quedó tiene que seguir pagando la deuda,y su situación es aún más dura, es un círculo vicioso. Tenemos, por lo tanto, una misión doble. La primera consiste en restituir la deuda y la segunda, en mejorar la situación de los ciudadanos. Estas dos misiones son un poco como el freno y el acelerador de un coche, pero tenemos que intentar hacerlo de la mejor manera posible. Con todo esto, en marzo de 2017 propuse al gobierno un cambio de prioridades. Aceptaron; y pasamos de una prioridad única, que era la devolución de la deuda, a un programa que buscaba también el relanzamiento económico. Es un nuevo punto de partida, trabajar en los dos frentes. Quería salir del discurso “Hay cada vez menos gente, dinero y no podemos hacer nada …” y pasar a “Intentemos afrontar el desafío”. Es con esta perspectiva que establecimos este slogan, para implicar a la gente.