Presentamos nada menos que a Kamimura Kazuo (1940-1986), virtuoso de línea lasciva y crónicas intimistas cuyo trabajo ha marcado toda una época. El Club del divorcio, díptico dibujado a mediados de los años 70, de gran importancia a pesar de haber sido traducido de forma tardía, es la prueba inapelable de ello.
En un rincón de Ginza, el barrio chic de Tokio, se entremezclan los más variados animales nocturnos. Enamorados rechazados, hombres de negocios, artistas y parásitos frecuentan el Club del divorcio, con una copa en la mano y una camarera del bar en la otra. A través de este establecimiento regentado por Yûko, madre soltera de 25 años -en un contexto en el que el divorcio era tabú-, Kamimura esculpe un retrato auténtico y sin tapujos de su época así como una conmovedora galería de almas desencantadas. Desde ostentosos neones hasta metáforas florales, de línea simple y delicada, el autor nos sumerge en un romanticismo finamente estudiado donde las poderosas composiciones están salpicadas de elocuentes detalles. Una mirada, un movimiento, una palabra; después, una habitación vacía. El autor, que se cuela en algunas de sus viñetas, teje una completa red de relaciones entre sus personajes y expone su peculiar vínculo con ellos. He aquí la razón por la que quizás El Club del divorcio nos conmueve tanto. Es fácil imaginar a Kamimura, hijo de una patrona de bar (que crió a sus hijos sola depués de la muerte del marido) y ave nocturna, con un lapicero en la mano, melancólico, en el viejo banco de algún rincón secreto de Ginza.
El Club del divorcio, Núm. 2, de Kamimura Kazuo
Traducción de Bárbara Pesquer
ECC Ediciones, Rústica, 25 €