No faltan cosas que hacer en Hiroshima y su región. Aquí, algunas propuestas para disfrutarla al máximo.
Cada año, más de 1,2 millones de personas visitan la Cúpula de la Bomba A y el Parque del Memorial de la Paz de Hiroshima. Pero aparte de este lugar, declarado Patrimonio Mundial, existen muchas otras razones para venir a esta parte de Japón.
La ciudad del agua
Hiroshima debe su apodo de “ciudad del agua” a los seis cursos de agua que la han modelado en una serie de islas. Tal abundancia de agua le confiere una agradable sensación de apertura. Es especialmente espectacular durante la floración de los cerezos (finales de marzo-principios de abril). Vale la pena sentarse en la terraza del Caffe Ponte en la ribera del río, enfrente del Parque de la Paz, o coger un crucero. Una opción más rápida es tomar el taxi acuático desde cualquiera de los ganji, o escalones en piedra, que bajan al río.
Las especialidades culinarias de Miyajima
Con su santuario « flotante » y su gran torii rojo irguiéndose sobre el mar, la isla de Miyajima es uno de los tres lugares más bonitos de Japón. Sus habitantes adoran también este lugar por su gastronomía única. Están, por supuesto, las ostras a las que se ha consagrado un festival (el segundo fin de semana de febrero). Pero podemos citar otras especialidades como el anago-meshi (anguila a la parrilla sobre un lecho de arroz) y los nigirinbo (rollo de pescado relleno de queso, bacon, espárragos, etc).
Pero sin duda la especialidad más conocida de Miyajima es el momiji-manju, un pastel en forma de hoja de arce rellena de chocolate, con crema inglesa o con pasta de judías azuki. La versión frita- age-momiji – es especialmente popular. En la boutique Daikon’ya, podemos ver cómo se fabrica antes de saborearla junto con un té verde gratuito mientras se contempla el magnífico estanque repleto de carpas.
Encima del mar en bicicleta
Las montañas rodean Hiroshima por tres lados. El cuarto limita con el Parque Nacional del Mar Interior. Nada es más recomendable que explorar su laberinto de islas brumosas con el Shimanami Kaido, una magnífica ruta de 65 km que va desde la isla de Honshu a la de Shikoku por una red de puentes que conectan seis pequeñas islas, con vías tanto para las bicicletas como para los peatones, de tal manera que es literalmente posible recorrerlo por encima del mar. La ruta comienza en la encantadora ciudad portuaria de Onomichi, a una corta distancia en tren de Hiroshima.
Mitaki místico
Un denso bosque, tres cascadas de agua, una pagoda de siglo XVI y un templo del siglo IX. ¡A solo dos paradas de la estación de Hiroshima! El templo Mitaki, en la cumbre del mismo nombre, es el mejor lugar de la ciudad para disfrutar de la naturaleza. El camino hacia el templo está bordeado por centenas de estatuas de Buda y de jizo rojos de todas las formas y tallas posibles, cubiertas de vegetación, lo que contribuye a crear una atmósfera mística. La pagoda naranja de dos pisos, a la entrada a la derecha, fue desmantelada y traída a Mitaki desde Hirogawa, en la prefectura de Wakayama, en 1951, para consolar las almas de las víctimas de la Bomba A. Adéntrate por el sendero más allá del templo en un majestuoso bosque de bambús. En el camino de vuelta, no olvides hacer una parada en el café rústico de Kuten, semiescondido entre los arces.