Tradicionalmente, el festival tenía lugar el 25, 26 y 27 de mayo, pero se ha ido retrasando progresivamente hasta el fin de julio. “En otro tiempo, éramos todos paisanos y el festival seguía el calendario sintoísta para el trasplante del arroz. Hoy, los participantes son asalariados normales y se ha ido abandonado el aspecto sagrado del Nomaoi para convertirse en una fiesta que coincide con el verano”, explica un anciano.
Cada año, muchos caballos mueren de calor, pero es cierto que inscrito dentro del calendario estival el Nomaoi atrae más turistas. Una ayuda económica nada desdeñable, afirma Takahashi Makoto. Este último nos recuerda que gracias a la autopista que une la ciudad de Iwaki a Soma, el Nomaoi puede recibir hasta 210 000 visitantes de todo Japón. La carrera llega a su fin. A lo lejos, sobre el césped, divisamos a Kazuhiko que gira sobre su caballo, como si pusiera el freno. No ha ganado la carrera pero queda la última prueba, la más importante: el Hatatori. Se trata de atrapar cuarenta estandartes en pleno vuelo. Con el ruido de fuegos artificiales, las banderas se lanzan una por una por los aires, seguidas por la mirada de unos cuarenta samuráis que se precipitan para atrapar alguno de los estandartes.
De repente, ya no son samuráis solemnes y tranquilos, sino una horda de guerreros que gritan y se insultan, y no dudan en agarrarse con cada vuelo del estandarte. El último sonido de la caracola indica que la fiesta está a punto de terminar, Kazuhiko se tira sobre la muchedumbre y atrapa un estandarte in extremis. Emocionado, se acerca a la tribuna donde recibe las felicitaciones del jurado. Para él, lo que tiene en la mano es la recompensa más valiosa que se puede poseer. “Es el regalo más bonito que puedo hacer a mi mujer embarazada y a mis ancestros. Soy el más joven de mi estirpe en haber conseguido atrapar un estandarte”, dice estrechando contra sí el objeto del santuario de Nakamura, el objeto de su amada Soma.
Alissa Descotes-Toyosaki
Para llegar
EN TOKIO, hay que coger la línea del tren de alta velocidad Tôhoku shinkansen hasta Sendai. Hay que contar aproximadamente 2 horas. Después cambiar a la línea Jôban hasta Haranomachi, que se encuentra a unos 100 km al sur. Un mini-bus gratuito transporta a los visitantes hasta el lugar donde se celebra el festival.