Abierto al público el 22 de Noviembre, el nuevo establecimiento ha recibido a Zoom Japón en primicia.
El Museo Sumida Hokusai abrió sus puertas el 22 de noviembre en una barrio popular de Tokio. Situado cerca de la estación de JR y del metro Ryogoku, a unos minutos a pie del Estadio Nacional de sumo (Kokugikan) y del Museo Edo-Tokyo, el Museo Hokusai ha sido construido en una zona muy tranquila de la capital, cerca del lugar donde nació el célebre artista. Después de años de complicadas gestiones, este museo de tres plantas, situado al lado de un pequeño jardín publico, ha visto finalmente la luz, y está preparado para recibir a los visitantes que vendrán desde todos los confines para honrar a este artista cuyo renombre ha traspasado las fronteras del archipiélago.
El proyecto ha sido confiado a Sejima Kazuyo. Las obras de este artista, como el museo de Kanazawa, o la del Louvre-Lens (concebida junto con su asociado Nishizawa Ryue) han dejado huella siempre. El edificio del museo Hokusai no es una excepción. Compuesto de varios bloques de formas geométricas recubiertas de paneles de aluminio, se presenta como una silueta blanca, de formas limpias, que se refleja como un espejo en el sol. Sin dejar adivinar la arquitectura interior.
Cuando el visitante entra en el museo, de muros blancos inmaculados y con parquet marrón claro, se sorprende por su luminosidad. La llegada se hace por la planta baja la cual contiene una sala de conferencias, una biblioteca y la boutique del museo. El sótano está reservado para las salas de reunión y otras salas de mantenimiento. La visita comienza por el tercer piso y por la exposición permanente, lugar pedagógico y lúdico que presenta, a través de reproducciones, la vida del maestro y sus principales obras. En esta sala de muros negros que da protagonismo a los colores de las estampas, el suelo está cubierto de hilos de luz, en una clara evocación a los arroyos de Sumida.
Hokusai nos espera con su hija Oei, cuyo nombre artístico era Oi, bajo las rasgos de dos maniquíes de cera animados, diseñando con un pincel, en su humilde casa. Esta escena evoca la forma de vida, muy austera, de este artista que dedicará su existencia enteramente al diseño y a la pintura, con el deseo de llegar a una pureza de trazo absoluta, como así lo expresa en su célebre postdata de Cien Vistas del Monte Fuji (1834) : “[…] con 16 años comencé a diseñar todo tipo de cosas. A los cincuenta ya había publicado numerosos diseños, pero nada de lo que había pintado antes de mis sesentenas años merece ser mencionado. Solo a los 73 empecé a comprender la forma real de los animales, de los pájaros, de los insectos, de los peces y de la naturaleza, de las plantas y de los árboles. Al llegar a los 80 años habré hecho nuevos progresos; a los 90 años creo que me aproximaré a la esencia del arte. A los 100 habré llegado finalmente a un nivel excepcional y a los 110, cada punto y cada línea de mis dibujos poseerán vida propia. Mi deseo es que aquellos que me sobrevivan puedan constatar la veracidad de lo que escribo. Firmado, Manji, el viejo loco del diseño.”
Numerosas pantallas táctiles ofrecen informaciones acerca de cada obra expuesta, además de juegos interactivos, puzles, juegos de asociación, sin olvidar el célebre Manga de Hokusai.
Esta realización no es “un manga” tal como lo concebimos hoy y no cuenta historias. Es un manual de diseño destinado a sus discípulos y a todos aquellos interesados en aprender a diseñar. El conjunto de quince cuadernos de diseño, en los cuales el artista trata todos los temas: fauna, flora, arquitectura, perspectiva occidental, sobrenatural, actitudes humanas, materias diversas, etc., aparece en 1814. Tiene un gran éxito, siendo reeditado en numerosas ocasiones. El último volumen fue publicado después de la muerte del artista.