Se puede entender la fuerza del terremoto en el interior mismo del museo de Kumanichi: los pesados armarios de madera llenos de caracteres de plomo, que se utilizaban en el pasado para la impresión de periódicos, se derrumbaron extendiendo su contenido por todo el suelo. “Decidimos dejarlos así para que los visitantes pudieran entender el impacto que se produjo”, nos confía Matsushita Jun’ichirô, quien dirige el lugar. Como jefe de la redacción, Araki Masahiro sabe que esta catástrofe natural representa un desafío para el periódico en términos de la redacción. “Frente a un acontecimiento de tal magnitud, tenemos que dar lo mejor de nosotros mismos para ofrecer a nuestros lectores la información que necesitan para ayudar a remontar esta cuesta, hacer un seguimiento de la reconstrucción y que no tengan la impresión de estar aislados”. asegura. Él todavía mantiene ciertos reflejos de la época en la que ocupaban la oficina de Minamata. No se puede olvidar. “Todavía hay cerca de 30 000 personas que aún no tienen un techo”, recuerda. Piensa también en el futuro de su periódico en el que no quiere ver ninguna “sombra” porque, manteniendo un estrecho vínculo con la población, sabe que habrá siempre lectores dispuestos a leerlo.
Gabriel Bernard