He oído decir que para conseguir ser elegido, fue puerta a puerta para hablar con los vecinos. ¿Es aún tan cercano con la población?
S. N. : Sí, ¡claro! Puse en marcha un sistema bastante único. Si más de 5 personas se reúnen y quieren hablar conmigo, yo asisto. Estoy disponible 365 días al año. Lo llamo las reuniones “Hablemos con el alcalde.” Existe este sistema, pero también hay personas que no se atreven a llamarme, así que intento ir dos veces al año un poco a todos lados para informarles del avance de los proyectos. Cuando comenzamos a hablar de la ciudad compacta, la gente se opuso. Y después, había quien lo defendía creándose una especie de rivalidad entre las dos facciones. Al principio, les decía que la ciudad estaba destinada a desaparecer si no lo hacíamos. Algunos se oponían incluso con este argumento. Con la norma de la reunión de las 5 personas, fui llamado varias veces. Me gritaban todo el tiempo. Pero aprendí una cosa: los humanos no pueden estar enfadados más de 3 horas consecutivas. Llega un momento en el que se cansan… Yo les escuchaba. Después, si les dices: “Ahora mismo pasa esto y lo otro…”, ellos responden: “Mmmh…” No están necesariamente de acuerdo, pero se dirán: “Anda, pues pasa esto y lo otro.” Lo que quiero decir es que cuando no se saben las cosas, es fácil oponerse. Al contrario, si sabemos que en una determinada situación hay distintas opciones, A o B, por esta o por aquella razón, es más difícil oponerse porque la gente comprende lo que está en juego. Pero si no saben nada, se dicen que la opción A “es un horror”, y la opción B “ah no, a mi eso no me vale”… Es fácil oponerse. Es por ello que creo profundamente en estas sesiones donde se pueden explicar las distintas razones.
¿Duerme por la noche?
S. N. : ¡Por supuesto! Unas 5 horas por noche. Sin embargo, según dice mi mujer, hago discursos mientras duermo. Y como la despierto, me pide que me vaya a la cama antes que ella…(risas)
Ahora en serio, ¿estas reuniones son una nueva forma de hacer política?
S. N. : No lo sé. Si se decidiera hacer lo mismo en Tokio, no sería posible. Hay demasiada gente… Hay una cierta manera de hacer las cosas en las ciudades pequeñas. Si hay muchos habitantes la ciudad tiene la fuerza. Pero si no hay mucha gente, es difícil vivir sin ayudarse mutuamente, se necesita a los demás. Puede parecer un desvío, pero en realidad es más bien un atajo: para poder crear un marco en el que todos tengan fuerza necesitamos a los demás. ¿Sabe? Yûbari es la ciudad de Japón con la mayor proporción de personas mayores: los mayores de 65 años representan cerca del 50% de la población. Cuando me convertí en alcalde tenía 30 años, era el alcalde más joven de Japón. Es bastante único, que la ciudad de Japón con el mayor número de personas mayores elija al líder más joven del país. Es bastante extraño. Trabajar en Yûbari, pensé, podía ser algo bueno. Hay muchas personas de edad con mucha experiencia, lo cual representa un apoyo importante para mí, que soy un alcalde joven.
¿Las iniciativas que ha puesto en marcha se han aplicado en otras ciudades o en regiones de tamaño similar inspirándose en Yûbari ?
S. N. : ¿Sabe? la situación en Japón en general es incluso peor que la de Yûbari. En la página de internet de nuestra ciudad, hay un “reloj de la deuda” (www.city.yubari.lg.jp/syakintokei/index.html) que indica que devolvemos 70 yenes por segundo, mientras que la deuda nacional aumenta 81 500 yenes cada segundo. Yûbari está en la senda del despegue mientras que la situación financiera del país es cada vez más delicada. El problema es que los habitantes de Yûbari son de igual forma ciudadanos de la prefectura de Hokkaidô y también ciudadanos japoneses. Aunque Yûbari recobre la salud, si la situación de la prefectura o del país se deteriora, seguirá habiendo un problema. Si Japón decidiera poner en práctica un nuevo sistema, creo que Yûbari podría servir de ejemplo.