Lee Seiichi, mestizo de origen japonés y coreano, cuenta cómo su madre le ocultó su doble nacionalidad hasta la edad de 15 años. “Ella tenía miedo de que no fuera considerado como un niño normal en el colegio”, explica el joven, que vive en Osaka. “Tenía miedo de que fuera rechazado por una japonesa de la que me enamorara por el hecho de ser mestizo”.
En Japón se habla cada vez más sobre las historias de estos hâfu. Sobre todo desde que algunos han conseguido captar la atención de los medios de comunicación, como por ejemplo Takigawa Christelle, antigua presentadora de television franco-japonesa que ha triunfado personal y profesionalmente y que además defiende la causa animal. También Miyamoto Ariana, mestiza japonesa y americana, elegida Miss Universo Japón 2015. “La presencia creciente de los hâfu en los medios de comunicación tiene un valor inmenso”, dice Miyazaki Tetsurô. “Pero estos no representan a la mayoría, no refleja su vida”.
En la sala, un joven americano-japonés se levanta. “Nací en San Francisco, pero he crecido en Japón. No tengo ningún recuerdo de los Estados Unidos, no hablo inglés. Cuando alcancé la mayoría de edad recibí una carta del gobierno japonés pidiéndome elegir entre mis dos nacionalidades. Evidentemente, escogí la nacionalidad japonesa porque es lo que soy. Pero tengo que admitir que me sentí dolido…”. Japón no reconoce la doble nacionalidad, cuando alcanzan la mayoría de edad, los mestizos tienen que escoger entre la nacionalidad japonesa o renunciar a ella definitivamente.
Johann Fleuri