Para entender la cultura pop tenemos que abordar necesariamente el fenómeno de los ídolos (aidoru).
La historia de los ídolos en Japón es fascinante. Hay que remontarse a 1964 con el éxito de la película francesa «Cherchez l’idole» con Sylvie Vartan, cuya canción principal vendió más de un millón de ejemplares en el archipiélago japonés. A partir de ese momento, este término comienza a aplicarse a las jóvenes estrellas cuya popularidad depende más de su apariencia y personalidad que de su talento interpretativo. Las chicas, en particular, se asocian a menudo a la imagen idealizada de mujer pura, inocente y casta, cuya inexperiencia artística, lejos de ser un problema las vuelve todavía más atractivas para sus fans. Miles de jóvenes sueñan con ser famosas. Entre ellas hay numerosas extranjeras. Hemos entrevistado a dos de ellas, la italiana Yuriko Tiger y la americana Amina du Jean. Sus historias tienen numerosos puntos en común, entre ellos el hecho de que ambas hayan intentado romper con el modelo tradicional de ídolo y buscan un estilo propio para llegar a la fama.