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es el número de japoneses entre seis y dieciocho años que se han quitado la vida entre abril de 2017 y marzo de 2018 (año fiscal en Japón), es decir cinco más que el año anterior. Una cifra que no se había alcanzado desde hace 30 años y que suscita numerosas reacciones. Las autoridades prometen la creación inminente de un sistema de detección de niños con alto riesgo y una campaña de sensibilización.