Reclamadas por Japón y ocupadas por Rusia desde 1945, las cuatro islas de Kuriles del Sur son una fuente de tensión permanente entre los dos países. La decisión de estacionar aparatos militares en el aeropuerto civil de Etorofu, tomada a principios de febrero por el gobierno ruso, no ayuda a resolver la situación. El Primer Ministro Abe Shinzô sueña, no obstante, con obtener un acuerdo de gestión común de las islas junto con Vladimir Putin.